Renacimiento farmacéutico que avanza: Prosperidad compartida en el Plan México.

Por Javier Mendoza Cruz


La presentación del Plan México por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con integrantes de su gabinete federal y sector empresarial a principios de año marca un momento histórico para el desarrollo económico y sanitario del país —quizás, un renacimiento del sector farmacéutico nacional—. Más que un programa de gobierno, se trata de una estrategia de largo plazo que busca alinear el crecimiento económico con la justicia social y la innovación científica, para alcanzar lo que se ha llamado Prosperidad Compartida.

La Estrategia de Desarrollo Económico Equitativo y Sustentable para la Prosperidad Compartida del Gobierno Federal, como también es conocido este plan, busca transformar la fisonomía económica del país a través del impulso de polos de desarrollo regional, el fortalecimiento científico-tecnológico y la relocalización de cadenas productivas. Sin embargo, es en el sector farmacéutico donde el Plan México ha puesto un especial énfasis, delineando un futuro prometedor de autosuficiencia sanitaria e innovación mediante la eficiencia regulatoria bajo el liderazgo de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).

Los anuncios clave de 2025 refuerzan esta ruta para crear las condiciones más propicias para este renacimiento del sector farmacéutico con inversión e innovación en México. Muestra de ello fue el 13 de enero con la presentación de un portafolio de inversiones de 277 mil millones de dólares, hasta la emisión del Decreto Programa de Producción Nacional Farmacéutica y de Equipo Médico, y el posterior decreto para incentivar la inversión farmacéutica internacional, a partir de 2026, en proyectos de producción de medicamentos e insumos médicos en territorio nacional donde se desarrollan los Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar (PODECOBI), a fin de posicionar al país como un líder en este sector económico.

Lo anterior también es condición para fortalecer la participación de Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), para revitalizar su capacidad productiva como empresa pública, y condicionar las licitaciones a la calidad, el cumplimiento regulatorio, el impulso a la investigación y precios competitivos.

Mientras con la entrada en vigor del Acuerdo de Equivalencia de Protocolos de Investigación en junio de 2025, es un acelerador que coloca a México en sintonía con agencias como FDA (Food and Drug Administration), EMA (European Medicines Agency) y Health Canada, acelerando el inicio de estudios clínicos de vanguardia a nivel regional, y que permite la equidad de acceso a tratamientos innovadores en la atención médica.

La respuesta de la industria nacional no se ha hecho esperar. Cuatro empresas mexicanas ya han comprometido una inversión de 10,480 millones de pesos, evidenciando la confianza en este nuevo paradigma. Proyectos como la expansión de Laboratorios Kener con su unidad de producción de células CAR-T en el Estado de México—única en América Latina—, la instalación y operación de la primera planta de fraccionamiento de plasma humano de Genbio (Edomex), las iniciativas de Alpharma-Biogentec para desarrollar biofármacos y vacunas en colaboración con universidades, y la producción de ingredientes farmacéuticos activos (API) por NeolSyM (en Morelos), son ejemplos tangibles de un sector en ebullición.

El renacimiento farmacéutico avanza mediante la visión de una política de fomento industrial e innovación en salud. Precisamente en el Primer Informe de Gobierno de Sheinbaum, presentado en septiembre, se subraya esta política con resultados iniciales en mejora regulatoria que ha simplificado 88 trámites sanitarios, reduciendo el tiempo promedio de resolución de 112 a 14 días. Además de la publicación de ocho acuerdos en el Diario Oficial de la Federación, que incluyen la agilización de avisos, licencias, registros sanitarios y permisos de publicidad, así como los acuerdos de equivalencia regulatoria con agencias internacionales.

En definitiva, el Plan México no es solo una hoja de ruta económica; es una declaración de intenciones con el propósito de una prosperidad compartida, donde la industria farmacéutica nacional es impulsada por una eficiencia regulatoria que promueve condiciones de inversión en biotecnología avanzada y la colaboración público-privada. De esta manera, México y su sector farmacéutico se encuentran en un escenario de liderazgo para la soberanía sanitaria, mediante la fabricación local de medicamentos, biotecnológicos y dispositivos médicos que sean seguros, de calidad, eficaces, y con reconocimiento regional e internacional. 


Sobre el autor:

Asesor de comunicación estratégica para e innovación pública. Con sólida experiencia y conocimiento para la dirección y gestión estratégica en procesos de formulación de insights, acciones de inteligencia e incidencia pública para el posicionamiento de promesas de valor a nivel nacional, regional e internacional. Apasionado en diseñar e implementar estrategias de comunicación y de vinculación en lo público, lo mediático y lo político. Además de liderar y representar cambios organizacionales; desarrollar talento profesional; y generar contenido de valor para audiencias claves. Actualmente, en COFEPRIS.