Resistir (Existir) o Desistir

Por: Claudio Rodriguez Co-Head of Latin American Practice Group at DWF (Londres)

Llevo toda mi vida intentando ser lo más cercano a la verdad. Nadie la tiene y nadie la ostenta y ese es parte del problema mundial. Pero como bien lo describió Hannah Arendt, los políticos no son precisamente mensajeros de la verdad. Es probablemente por ello que la academia seria, independiente y valiente, es la que pueda ofrecer, sin importar las filias y las fobias (casi imposible), un esbozo cercano a lo que es la realidad o verdad material de algún sector, industria, momento, circunstancia o fenómeno social. En mi materia, ese ámbito es el legal y es el aspecto al que he dedicado toda mi vida académica y profesional.

El 1 de septiembre del 2025 hemos visto en México un hecho inédito. No lo prejuzgo siendo académicamente consciente. Pero me llamaron la atención varios hechos que no puedo dejar de contrastar contra lo que dicta nuestra carta máxima: La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (“CPUM”). Ante el espectáculo, ¿nos debemos contentar con existir o podemos respetuosamente resistir?

Veamos, el ‘pueblo’ como fue definido unilateralmente, es un sujeto indefinido. Lo que la CPUM sí define son a las personas y ello no es lo mismo. Así, el artículo 1 de la CPUM señala que en los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.

Este precepto fundamental, no hace entonces una distinción entre ‘pueblo’ y ‘todas las personas’. Más claro no puedo ser. Más importante aún, ello nos lleva por supuesto a leer el artículo 133 de la CPUM que expresamente indica que la ella, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. No veo aquí nada relacionado con los usos y costumbres populares o indígenas incluyendo ver arrodillarse a los máximos representantes del Poder Judicial ante dioses populares. Repito, esto es fundamental.

Alguien me diría que lo ocurrido es producto de la libre voluntad del pueblo materializado en soberanía. Suena políticamente correcto, pero esto es verdad únicamente cuando el poder se instituye en beneficio del pueblo conforme al artículo 39 de la CPUM. Y esto me lleva a preguntarme nuevamente, ¿quién es el ‘pueblo’? ¿Somos todos incluyendo inversionistas, concesionarios, privados, ganaderos, latifundistas, propietarios, empresarios, grandes contribuyentes, profesionistas, letrados, o los que definan unos pocos? Al tiempo.

Finalmente, y no menos importante, a muchos nos ha llamado la atención el ver a los más altos representantes del Poder Judicial arrodillarse ante ídolos de piedra ancestrales cuando el artículo 40 de la CPUM establece que “es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal”. Entiendo el populismo histórico/democrático, pero me preocupa seriamente su implementación en decisiones macroeconómicas futuras cuando desde el inicio son violatorias de la propia Constitución. No es buen comienzo, creo yo.

Como corolario, apoyo la gran frase de Ludmila Ferber quien afirmo que “la resistencia es el arma del fracaso, la persistencia es el arma de la victoria”. Así, escribo esto no atacando a nadie sino persistiendo en mis convicciones éticas, legales y académicas. Las que muchos han claudicado por cierto.

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